lunes, 31 de octubre de 2016

Alexander Neill


Alexander Sutherland Neill, nació en 1883 en la localidad escocesa de Fofart. Creció en un ambiente familiar conservador con una educación religiosa, estricta y puritana. Era hijo de un maestro de escuela, profesión que Neill ejercería durante un tiempo después de graduarse en la Universidad de Edimburgo, obteniendo su título en 1912.  En 1917, visita la escuela de Homer Lane, donde se dedicó a reeducar a jóvenes delincuentes, partiendo de la idea de que eran delincuentes debido a una falta de libertad.  En 1919, trabaja como profesor en la escuela “King Alfred School” (Londres), institución que pertenecía al movimiento de Escuela Nueva, influenciado por el pensamiento de Homer Lane. Neill abandonó la escuela pues sus ideas fueron muy criticadas por los demás profesores a causa de su caracter revolucionario.  Debido a su gran descontento con la pedagogía propia de la escuela convencional, funda su propia escuela en 1921, Summerhill. En 1924, es cuando comienza a difundir su escuela, gracias a la prensa. En 1927, Neill traslada su escuela a Leiston, en el nordeste de Gran Bretaña.
En los años de 1936 a 1939, período de Guerra Civil española, Summerhill, se convirtió en un centro de actividades izquierdistas y en un foco de lucha contra el fascismo, lo que acarreó una gran popularidad. Su relación con W. Reich, hace que reflexione sobre las dificultades para una educación en libertad: fundamenta su optimismo respecto a la ausencia de reglas previas en las cualidades innatas de la naturaleza individual que nadie debe interferir ya que ellas son la base para el crecimiento y desarrollo de cara al futuro.  Neill, muere en 1973, en Suffolk (Inglaterra). A pesar de su muerte, Summerhill, siguió funcionando como internado, dirigida por Ena, su mujer y, más tarde por Zoë, su hija.
Actualmente, es la “escuela libre” más antigua del mundo que sigue en funcionamiento.
Para Neill, su método es un remedio contra la infelicidad, causada por la represión y la sociedad del consumo, por la familia y por la educación tradicional. Por lo que su sistema se fundamenta en 10 principios básicos:
  1. Fe sólida en la bondad del niño, debido a que el niño nace bueno, y la sociedad lo corrompe.
  2. El fin de la educación es trabajar con alegría y hallar la felicidad interesándose en la vida, motivándose a hacer las cosas que uno eligió hacer.
  3. En la educación no basta el desarrollo intelectual, sino que debemos desarrollar nuestra parte afectiva, ya que esta influye en todo cuanto hacemos o queremos hacer.
  4. La educación debe ir en concordancia con las necesidades psíquicas y capacidades del niño, puesto que si deseamos ser alguien, debemos tener un perfil y debemos ser capaces de aceptar que podemos o no podemos serlo.
  5. La disciplina dogmáticamente impuesta produce temor lo que genera hostilidad, haciendo que se paralice el esfuerzo y el sentimiento deja de ser auténtico, por tanto, querer enseñar algo por obligación resulta perjudicial para el equilibrio emocional del niño.
  6. La Libertad no significa Libertinaje, ya que se trata de inculcar un respeto mutuo, haciendo que los niños sean libres por naturaleza, pero tengan consideración por sus pares.
  7. Sinceridad del Maestro, no engañando al niño, ya que si se es honesto, se logra una mayor credibilidad y confianza.
  8. Romper lazos con Padre y Madre haciendo que los niños logren independencia frente al mundo que los rodea y comprendan que la seguridad no se halla a través de la sumisión o el dominio.
  9. Los sentimientos de culpabilidad son obstáculos para la independencia, ya que al demostrar inconformidad y generar rebeldía, atraemos sentimientos de arrepentimiento y culpa, los que conlleva a la sumisión y otra vez a la rebeldía. La culpa como lo ve la mayoría de la sociedad, no es una reacción ante la voz de la conciencia, sino que al saberse desobediente a la autoridad y el miedo a represalias.
Ausencia de enseñanza religiosa. En este punto se quiere decir, que lo que realmente importa no es cual religión tiene la razón, sino que, lo que importa es creer en la libertad humana y alabar a Dios por hacer feliz al hombre.

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